¿Es mala para la salud el agua del grifo?

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Seguramente lo has escuchado muchas veces: “el agua del grifo es potable”, “no pasa nada por beberla”, “es incluso mejor que la embotellada”. Y sí, en España el agua del grifo es legalmente segura en la mayoría de los casos. Pero que sea legal no significa que sea igual en todas partes ni que tu cuerpo la tolere bien. De hecho, hay zonas donde el agua sale con olores raros, sabor a cloro o incluso residuos que no deberían estar ahí.

 

¿Qué hay en el agua del grifo?

El agua que sale del grifo pasa por controles, tratamientos químicos y procesos que intentan dejarla libre de bacterias, virus y otros patógenos. En teoría, debería estar limpia y ser segura. Pero eso no significa que sea igual en todos los sitios.

El contenido del agua del grifo varía mucho según la zona. Hay lugares donde es blanda, con poco residuo seco, y apenas sabe a nada. En otros, es muy dura, con alta concentración de cal, y sale con un olor fuerte a cloro. Esto se debe a varios factores: el origen del agua, las tuberías, los tratamientos que recibe y el estado del sistema de distribución.

Entre los compuestos que puedes encontrar están:

  • Cloro: se usa para desinfectar. Puede alterar el sabor y provocar problemas intestinales o en la piel si eres sensible.
  • Flúor: se añade en algunos lugares, aunque no en todos. Puede ayudar a prevenir caries, pero en exceso, no es bueno.
  • Nitratos: suelen aparecer en zonas agrícolas. Su acumulación puede ser peligrosa, sobre todo en niños y embarazadas.
  • Metales pesados: como plomo o cobre, que pueden desprenderse de las tuberías antiguas.
  • Microplásticos: cada vez más presentes, aunque todavía hay poca información clara sobre sus efectos a largo plazo.

El agua puede estar dentro de los límites legales, pero eso no significa que sea lo mejor para ti. Cada cuerpo reacciona diferente, y algunas personas notan molestias digestivas, retención de líquidos o incluso reacciones en la piel cuando beben agua del grifo en ciertas zonas.

 

¿Es más sana el agua embotellada?

El agua embotellada no está exenta de polémica. Es cierto que genera residuos, es más cara y muchas marcas no son muy transparentes con su composición. Pero también es cierto que hay diferencias importantes en cuanto a calidad, sabor y efectos sobre la salud.

A diferencia del agua del grifo, la embotellada suele proceder de manantiales naturales o acuíferos profundos. Eso significa que, en muchos casos, está menos expuesta a contaminantes ambientales y no necesita tantos tratamientos químicos. Hay aguas embotelladas que tienen un contenido mineral muy equilibrado, con menos sodio y sin residuos que puedan afectar a personas con problemas digestivos o de riñón.

Pero, ojo, no todas las aguas embotelladas son iguales. Algunas no son más que agua filtrada y tratada, similar a la del grifo, pero envasada. Otras tienen demasiado sodio, demasiados minerales o no están bien conservadas. Por eso, conviene leer la etiqueta, fijarse en el residuo seco y comprobar el origen real del agua.

 

¿Puede afectar a tu salud beber agua del grifo?

Depende del lugar donde vivas y de tu salud en general. En la mayoría de las ciudades españolas, el agua es técnicamente segura. Pero eso no significa que no te pueda sentar mal o que no tenga efectos a largo plazo si la consumes todos los días.

Estas son algunas de las afecciones que pueden empeorar si bebes agua del grifo en malas condiciones:

  • Problemas renales: si el agua contiene mucha cal o sodio, puede dificultar el trabajo de tus riñones.
  • Problemas digestivos: hay personas que sienten pesadez, gases o molestias estomacales cuando toman agua con mucho cloro o residuos.
  • Alergias cutáneas: algunas aguas del grifo alteran la piel, sobre todo en personas con dermatitis o piel sensible.
  • Fluctuaciones de presión arterial: en casos puntuales, el exceso de sodio en el agua puede influir si ya tienes la tensión alta.
  • Dolores articulares: algunas personas sensibles al exceso de minerales notan inflamación o molestias musculares.

También hay que tener en cuenta los microcontaminantes emergentes, como restos de medicamentos, pesticidas o microplásticos. Aunque están en cantidades muy pequeñas, su efecto acumulativo todavía no está del todo claro.

 

¿Qué dicen los estudios científicos?

La ciencia lleva años investigando la calidad del agua potable y sus efectos. En general, los estudios concluyen que el agua del grifo en Europa es segura. Pero también reconocen que hay muchas variables y que la calidad no es uniforme en todo el territorio.

Uno de los problemas más repetidos en estudios realizados en España es la presencia de nitratos en zonas rurales, sobre todo en áreas con actividad agrícola intensa. También se ha documentado la existencia de altos niveles de trihalometanos, compuestos que se forman cuando el cloro reacciona con materia orgánica. Aunque están regulados, algunos informes han mostrado niveles por encima de los recomendados en ciertos municipios.

Otros estudios hablan del riesgo de plomo en viviendas con tuberías antiguas, especialmente en edificios construidos antes de los años 80. Y no es solo cosa del agua: también influye el estado de los depósitos, los grifos y la instalación en general.

En cuanto a los microplásticos, todavía no hay conclusiones firmes sobre sus efectos en la salud, pero ya se han detectado tanto en aguas embotelladas como en las del grifo, en mayor o menor medida. Por eso, los expertos recomiendan seguir investigando y, mientras tanto, aplicar medidas de precaución.

 

¿Todas las aguas embotelladas son seguras?

No. Aunque muchas lo son, no todas cumplen con los mismos estándares de calidad. Algunas marcas comercializan agua con altísimo contenido en sodio, lo que puede ser un problema para personas con hipertensión o problemas cardiovasculares. Otras, simplemente, embotellan agua del grifo filtrada sin aportar ninguna mejora real.

También hay casos donde el almacenamiento es un factor importante. El agua embotellada que se expone al sol o al calor durante el transporte o el almacenaje puede sufrir alteraciones, sobre todo si el plástico no es de buena calidad. Por eso es importante que el producto esté bien conservado, y que no se consuma si el envase está hinchado, deformado o con sabor extraño.

 

La opinión de los que saben

Desde la empresa distribuidora de agua embotellada, Agua La Marea explican que, en los últimos años, han visto aumentar la demanda de aguas de mineralización débil. Según ellos, muchas personas que antes bebían agua del grifo o de cualquier marca barata han empezado a notar molestias, y han buscado alternativas más suaves para el sistema digestivo y renal.

Comentan que la mayoría de sus clientes no buscan solo que el agua esté limpia, sino que sea ligera, fácil de digerir y con un contenido bajo en sodio y residuo seco. También han notado un interés creciente en el origen del agua, la trazabilidad y el control de calidad durante el transporte.

Ellos mismos explican que, aunque el agua embotellada no tiene efectos milagrosos, sí puede marcar la diferencia en personas con problemas digestivos, retención de líquidos, sensibilidad a los minerales o tratamientos médicos que exigen un control del agua que se consume. Al final, lo que importa es cómo responde tu cuerpo a lo que bebes.

 

Soluciones si no quieres beber agua del grifo

Si vives en una zona donde el agua del grifo no te convence, pero tampoco quieres depender del plástico, hay varias soluciones prácticas que puedes considerar:

  1. Filtros domésticos

Puedes instalar filtros en el grifo o usar jarras filtrantes. Ayudan a eliminar cloro, metales pesados y otros residuos. No hacen milagros, pero mejoran bastante la calidad del agua.

  1. Osmosis inversa

Es un sistema más completo, que filtra muchos más compuestos. Requiere instalación y mantenimiento, pero deja un agua muy pura. Ideal si tienes bebés o problemas de salud concretos.

  1. Agua embotellada en garrafas reutilizables

Algunas marcas ofrecen agua en formatos grandes, con botellas reutilizables o de vidrio. Es una opción más sostenible si prefieres agua embotellada.

  1. Hervir o dejar reposar el agua

Si no tienes otra opción, hervir el agua o dejarla reposar puede ayudarte a eliminar parte del cloro y otras sustancias volátiles. No es perfecto, pero mejora el sabor y reduce los efectos secundarios.

 

Escucha a tu cuerpo y elige con sentido

El agua del grifo no es mala por defecto, pero tampoco es ideal para todo el mundo ni en todas las zonas. Y aunque cumple con los mínimos legales, eso no garantiza que sea la mejor opción para tu salud, sobre todo si eres sensible a ciertos compuestos o tienes alguna condición médica.

Beber agua es algo que haces todos los días. Y lo que haces todos los días, al final, tiene impacto. Por eso merece la pena prestar atención a lo que consumes, comparar opciones y no quedarte solo con lo que dice la etiqueta o la factura del ayuntamiento.

Tú conoces tu cuerpo mejor que nadie. Si notas molestias, si no te sienta bien el agua del grifo o si prefieres tener un mayor control sobre lo que bebes, busca una alternativa que te funcione. Lo importante no es seguir una moda ni hacer lo que hace todo el mundo. Es sentirte bien. Y el agua, aunque a veces no lo parezca, influye mucho en eso.

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