Llega ese momento que muchas veces se planea con más ilusión que la propia boda: la despedida de soltero o soltera. Da igual si tú eres el que se casa o el encargado de organizarlo para un amigo o amiga. Lo que está claro es que quieres que sea una experiencia inolvidable, divertida, que dé juego, que tenga momentos para reír y también un poco de locura, porque para eso están.
Si ya tienes el grupo formado y la fecha más o menos decidida, toca lo más complicado: pensar qué hacer, dónde, con qué presupuesto y cómo lograr que guste a todos. Y ahí es donde vienen los quebraderos de cabeza. No te preocupes, aquí te dejo una guía directa y sencilla para que no se te escape nada y aciertes con la despedida.
Ten claro lo que quiere la persona que se casa
Puede parecer obvio, pero muchas despedidas fallan porque quien la organiza piensa más en lo que le gustaría a él que en lo que quiere el protagonista. Así que antes de reservar nada, habla con él o con ella (aunque sea de forma disimulada) y pregúntate:
- ¿Prefiere algo tranquilo o algo loco?
- ¿Es más de fiesta o de plan original?
- ¿Le hace ilusión una escapada o se siente más cómodo en su ciudad?
Una despedida no tiene que ser una copia de las pelis americanas con disfraces horteras y pruebas vergonzosas. Puede ser algo más elegante, más relajado o, si le va la marcha, más salvaje. Pero la clave es que sea su plan, no el que le impongáis.
El grupo: ¿cuántos sois y qué tipo de gente hay?
No es lo mismo montar una despedida para ocho amigos de toda la vida que para un grupo de veinte donde hay compañeros de trabajo, primos, suegros y el cuñado que se apunta a todo. Tener esto claro te ayuda a definir el tipo de plan.
Cuando hay mezcla de edades o de afinidades, intenta buscar algo en lo que todos puedan disfrutar. Por ejemplo, si sabes que habrá gente que no es muy de salir de fiesta, combina una actividad divertida durante el día con una cena más tranquila y quien quiera, que luego se una a la noche.
Otra cosa que no falla es crear un grupo de WhatsApp (o Telegram, si lo preferís) solo para los organizadores. Así os entendéis mejor sin liarla en el grupo general.
Define un presupuesto realista
Uno de los errores más comunes es pensar en grande sin tener en cuenta lo que puede gastarse cada uno. No todos están en el mismo momento económico y a veces los planes más sencillos acaban siendo los que mejor funcionan.
Haz una pequeña encuesta en el grupo y plantea varias opciones de presupuesto: bajo, medio y alto. Luego elige algo que se adapte a la mayoría. Si hay gente que puede permitirse más, se pueden añadir extras de forma opcional, pero intenta que lo básico esté al alcance de todos.
También es buena idea dejar claro qué entra y qué no. Si se incluye alojamiento, transporte, comida, bebidas… Así evitáis malos entendidos.
Actividades originales para todos los gustos
Aquí es donde viene lo divertido. Las despedidas han evolucionado mucho y hoy hay mil planes posibles. Algunos clásicos siguen funcionando bien, pero si quieres algo distinto, apunta:
Escape Room temático
Es una forma genial de empezar la despedida. Hay salas con temáticas para morirse de risa y que os meten en la historia desde el minuto uno. Se trabaja en grupo y es una buena forma de romper el hielo si hay gente que no se conoce.
Gymkhanas urbanas
Sobre todo si hacéis la despedida en una ciudad distinta. Hay empresas que organizan juegos en la calle, con pruebas y desafíos que implican moverse, resolver pistas y reíros mucho.
Clases de baile (sí, también para ellos)
Puede sonar raro, pero una clase de salsa, bachata o incluso pole dance en grupo puede ser divertidísima, sobre todo si el profe tiene sentido del humor y os pone a prueba.
Sesión de spa con copas
Para quienes quieren algo más relajado, una tarde de spa, masaje y copita de cava mientras charláis puede ser el plan perfecto antes de arreglarse para la cena.
Humor amarillo o paintball
Si el grupo es más activo y le van las pruebas físicas o la acción, esto nunca falla. Risoterapia asegurada.
Cena con espectáculo o experiencia gastronómica
La cena es uno de los momentos clave. Aquí se decide buena parte del ambiente de la noche. Tienes varias opciones:
- Cena con espectáculo (cómico, cabaret, drag queens…). Para grupos que quieren reírse y empezar la fiesta pronto.
- Cena más gourmet, en restaurante con menú cerrado. Ideal si el grupo es más tranquilo o si queréis disfrutar de una buena comida sin gritos ni pruebas incómodas.
- Cena temática (años 80, disfraces, películas…). Muy divertida si el grupo está por la labor de meterse en el papel.
Recuerda avisar siempre al restaurante de que es una despedida para evitar sorpresas.
Despedidas en barco y por qué cada vez más grupos las eligen
Entre todos los planes, hay uno que ha ido ganando fuerza y que muchos coinciden en decir que es de los más especiales: las despedidas en barco. Y según la agencia Hot Despedidas, con sede en Alicante, es uno de los planes más completos que puedes hacer si buscas algo que combine fiesta, entorno, música y buen rollo.
Ellos explican que cada vez hay más grupos que eligen este tipo de despedida porque rompe con lo típico. No estás en un local cerrado, sino en alta mar, con vistas, sol, bebidas, música en directo (o DJ) y la sensación de estar haciendo algo diferente.
En Alicante se organizan salidas en catamarán o en barcos más pequeños solo para el grupo. Algunos incluyen comida, otros barra libre, y muchos permiten bañarse si el tiempo lo permite. También hay despedidas mixtas, donde varios grupos coinciden, lo que da pie a conocer a más gente y pasarlo aún mejor.
Si te decides por esta opción, ten en cuenta:
- Reservar con bastante antelación, sobre todo en temporada alta.
- Llevar ropa cómoda y algo para taparse si refresca.
- Seguir las normas básicas de seguridad (nada de saltar borracho al agua…).
Qué tener en cuenta si hay hombres y mujeres en el mismo grupo
Cada vez es más habitual hacer despedidas mixtas, sobre todo cuando la pareja tiene amigos en común. En esos casos, la clave está en encontrar un equilibrio entre lo que disfrutarían unos y otros sin caer en clichés ni hacer diferencias raras.
Lo ideal es hablarlo abiertamente y ver qué tipo de plan gusta a todos. Muchas veces, una casa rural con piscina, juegos, barbacoa y música puede ser una opción muy top. Combinas fiesta, descanso y convivencia.
Otra idea es dividir parte del día: hacer por la mañana una actividad por separado (solo chicos, solo chicas) y luego juntarse para la cena y la noche. Así cada uno tiene su momento, pero se comparte también.
Consejos prácticos para que todo salga bien
- Haz una lista de cosas que llevar. No parece importante, pero se suelen olvidar cargadores, bañadores, disfraces, medicamentos o dinero en efectivo. Una checklist a tiempo ahorra disgustos.
- Organiza el transporte con cabeza. Si hay alcohol de por medio, contrata buses o conductores. Nada de jugársela con los coches.
- Designa un responsable del grupo. No para mandar, sino para tener controlado el tiempo, las reservas, los pagos, etc. Si se puede, que no sea el novio o la novia.
- No obligues a nadie a hacer algo que no quiere. Hay quien no se siente cómodo con bromas pesadas o ciertos shows. Respeta siempre los límites.
- Piensa en el día siguiente. Si vais a quedar a dormir o pasar el fin de semana, añade algún plan relajado como un brunch o una excursión leve para rematar.
Evita estos errores típicos
- Dejar todo para el último momento. Luego no hay disponibilidad de nada.
- Gastar de más pensando que eso hará el plan más divertido.
- Pensar que todo el mundo quiere emborracharse. Hay despedidas geniales sin alcohol.
- Ignorar al grupo. Escucha a los demás y busca consenso.
Ideas si te quedas sin presupuesto
No todo tiene que ser caro. Hay formas de montar una despedida increíble sin arruinarse:
- Picnic en la playa con juegos y música.
- Noche de karaoke con cena casera.
- Concurso de talentos entre amigos.
- Fiesta temática en casa con decoración DIY.
Lo importante es que tenga intención, que se note que se ha preparado con cariño y pensando en que todos lo pasen bien.
Haz que valga la pena recordarla
Tú puedes hacer que esa persona se sienta querida, sorprendida y feliz. Da igual si es en un barco, en una casa rural o en la ciudad de siempre. Lo que importa es que haya conexión, risas y alguna anécdota que se recuerde años después.
Organizarlo bien requiere tiempo y algo de esfuerzo, pero merece totalmente la pena. Porque no se trata solo de una despedida. Es uno de esos recuerdos que se quedan para siempre. Y eso, créeme, no tiene precio.